En la “campaña política”, el Politing cambia el Marketing y la Política
La política saca a flote…
lo peor del ser humano”. Mario Vargas Llosa
Gestionar con Politing una campaña política es administrar adecuadamente recursos, financiación, ingresos y personas. Implica entender el valor del ofrecimiento político (PPC: Programa/Partido/Candidato) pensando en marca, imagen, estrategia y posicionamiento, en ser competitivos y diferentes, atractivos y convincentes a los ojos del votante. Parte del éxito se basa en la Internet, pero tanto o más importantes son las pautas de liderazgo y comunicación que se sigan. Si se quiere cambiar la forma de hacer política -como lo propone el Politing- hay que empezar por cambiar el mismo ofrecimiento político: PPC y las estructuras rígidas del sistema. En el ámbito de la comunicación, esto se traduce en la forma como se cuenta el mensaje: dar importancia al cómo, tanto como al qué se transmite, pensando siempre en términos de política aspiracional: comunicar apelando a los sentimientos de las personas.
De ahí que una idea debe presidir el modo de pensar/trabajar en Politing: que en política la gente no recuerda lo que le dicen, sino cómo se sintió cuando se lo dijeron. Por eso, se apela a los sentimientos positivos/básicos: amor, esperanza, legado a nuestros hijos, valores sociales…y en esta línea, los discursos deben tener denominadores comunes: (1) ser breves pues la capacidad de atención del ser humano no supera los 30/40 minutos y sólo recuerda dos mensajes por discurso (2) utilizar lenguaje comprensible, real y verdadero que tanto emisor como receptor entiendan y compartan y (3) incluir mensajes esperanzadores capaces de entusiasmar, motivar y movilizar a la audiencia.
Si el objetivo (nuestro target) es convencer a esos indecisos que inclinan la balanza, debe ser un discurso dirigido específicamente a ellos a través de nuevos canales (como anuncios en videojuegos) pero sobre todo, hay que hablarles en su propia voz, en la de sus vecinos, simpatizantes/voluntarios que los tratan de tú a tú, conociendo de primera mano sus problemas y no como oportunistas cazadores que viven a miles de kilómetros y sólo los buscan en campaña para pedirles votos. Quien transmite el mensaje es tan importante -o más- que el propio mensaje y el reclutamiento de estos mensajeros se hace es a través de redes sociales propias de la Internet y que generen “comunidades online” en las que el foco sea la gente con sus inquietudes y no el ofrecimiento político: PPC. Se recomienda, entonces, contar con ayuda de artistas que inviten en sus conciertos al público a enviar SMS (mensajes de texto) de apoyo, para crear una real base de datos de simpatizantes. Luego -con la maquinaria electoral- se filtran esos seguidores no sólo para pedirles su voto o conseguir donativos sino -y es lo importante- para transformar su afinidad “on line” en activismo “off line”. Así, la tecnología se utiliza como posicionamiento para diferenciarse de la competencia y apropiarse de atributos dinámicos/creativos/de cambio, con criterios de cercanía y credibilidad basados en mensajes generados desde la base, volteando la pirámide de mando que ha dirigido tradicionalmente la comunicación política. Como se ve, el Politing representa un antes y un después, tanto para el “marketing” como para la “política”, sus dos áreas generatrices. Eso prueba que NO es como decía un candidato convaleciente: que lo importante no es curarse… sino aprender a vivir con nuestros males.
Profesor Carlos Salazar Vargas
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